Ritmo festivo y letras ácidas

Pocos grupos pueden llegar a combinar con tanta maestría sonidos e influencias musicales aparentemente tan dispares. Se hace inconfundible el sonido de “La Cabra Mecánica”. No es necesario pararse a pensar a quién podemos estar escuchando, la melodía es muy reveladora. Serán muchos los que conozcan temas como: “no me llames iluso”, “la lista de la compra” y tildarán a este grupo de comercial. La crítica no tendrá sentido puesto que no tendrán justificación alguna. “La Cabra Mecánica” es bastante independiente y nunca ha dependido de un sello discográfico concreto. Su labor se rige más por conciertos que por grabaciones de discos.

Tiene mérito acaparar diferentes estilos. No llegar a identificarse tan sólo con uno. La frescura y alegría de la rumba catalana; una guitarra española o acústica rasgada como base de una canción, ornamentada por diferentes instrumentos de viento de sinfonías festivas, por supuesto, destacando la trompeta . Acordes y riffs del rock más degenerado que, en ocasiones, se acerca con gran exactitud a la música indie. La pausa y el tempo lento del reggae en algún tema… Son algunas influencias que posee esta madura banda de origen madrileño que, con el paso de los años ha sufrido constantes altas y bajas en cuanto a miembros se refiere.

En este grupo destaca alguien por encima del resto. No es otro que su vocalista, “el Lichis”. La voz madura de Miguel Ángel Hernando, quebrada, grave, de dicción contrastada. Un hombre que vive desfasando y de jarana que sólo necesita de un trozo de papel donde poder escribir sus experiencias más cotidianas o inusuales; con un gran saber de las buenas rimas y las letras canallas y desvergonzadas. Expresar diferentes emociones que puede sentir cualquiera pero relatando como pocos lo consiguen.

Así es “La Cabra Mecánica”. Poesía del siglo XXI para el exigente consumidor.


Saludos y mucha "felicidad" para este fin de semana.

Ferran